Bicicletas plegables y ciclismo urbano

Calles seguras para pedalear

¿Os hablaba el otro días de alcaldes con macabro sentido del humor? Pues el mío no ha tardado mucho en manifestarse.

Este sábado pasaba por la Ronda Fiscal, una de las principales vías de entrada a Alcalá de Henares, cuando me dí cuenta de que unos metros por delante de mí los coches se lanzaban a una fiesta de volantazos y maniobras bruscas. ¡Un entorno aún más entretenido para la convivencia con ellos! Al ir llegando a la zona en cuestión me dí cuenta de qué se trataba: todas las alcantarillas de la calle, e incluso las de la rotonda en que termina, sobresalían entre 5 y 8 centímetros del nivel del suelo. Conclusión inmediata: “nos quieren matar”. Conclusión menos inmediata: “esto es que van a reasfaltar esta calle”, y es de agradecer, porque es una calle llena de grietas y socavones, pero… Era sábado, ¡sábado! Y quedaba un largo día por delante, y el domingo, antes de que nadie fuese a ponerse a asfaltar. Es más, el martes me acerqué a hacer algunas fotos y la calle seguía en el mismo y lamentable estado.

Esto quiere decir que quedaban un mínimo de 48 horas en las que cualquier ciudadadano, vaya en coche, moto o bici, podía llevarse un buen susto en esa calle: el rato que estuve allí ví cómo algunos coches no podían esquivar las alcantarillas y se llevaban un fuerte impacto en sus ruedas y amortiguadores; los más espabilados lograban evitarlas a costa de volantazos que bien podrían haber terminado en un golpe de chapa con el resto de coches, o con un motorista o ciclista encaramado a su capó; viendo a algunos scooters me imaginé lo complicado de pasar sobre esas alcantarillas húmedas por la lluvia, resbalón seguro y caída más que probable; en bici, exactamente igual, y más con una plegable que acusa más los baches por el reducido tamaño de sus ruedas.

Ni siquiera hay un cartel avisando de la presencia de las “alcantarillas-asesinas”, o unos conos rodeandolas, así que me puse manos a la obra. Como sospechaba que con la Policía Loca tenía poco que hacer, llamé a la Guardia Civil – aunque sé que no es su competencia – por si “cuela”, pero en seguida me aclararon que, aunque quisieran, no cuela ni de lejos, que lo mejor es que llame a la Policía Local. Resignada toco esta segunda puerta, y la respuesta no me sorprende, pero aún así me indigna: conocen la situación pero no pueden hacer nada “hasta que a alguien le pase algo”.

El panorama para el ciudadano es desolador, estamos completamente desprotegidos en nuestra propia ciudad porque otros cuerpos del Estado no tienen competencias, y la Policía Local jamás va a mover siquiera un dedo contra su concejal o su alcalde. Y digo yo, ¿no es precisamente para evitar eso el hecho de que sean funcionarios? Digo yo, ¿no se informa de este tipo de obras públicas a la Policía Local? ¿No puede un Jefe de Policía Local mínimamente avezado instar a que la obra de las alcantarillas se haga el mismo día o justo en vísperas del día que se asfalte la calle, y oponerse fírmemente a que se dejen puestas un viernes para que los ciudadanos tengan que esquivarlas durante todo el fin de semana? Y si aún así se hace como se ha hecho, ¿no puede un Jefe de Policía Local cortar esa calle al tráfico, o poner carteles, conos o lo que sea menester para que los conductores, motoristas y ciclistas que circulen por la calle, en lugar de encontrarse con “el pastel” en el último momento, vayan prevenidos para esquivarlas sin necesidad de ponerse en peligro a sí mismos y a otros usuarios de la vía?  Pues al parecer es demasiado pedir.

La hipocresía general de la Administración Pública es hiriente: es hiriente que nos pidan que reduzcamos la velocidad y que achaquen los accidentes siempre a la mala actitud de los ciudadanos mientras que España está llena de autopistas y carreteras con un pésimo estado del firme, con zonas que se encharcan con cuatro gotas de lluvia, curvas contraperaltadas, irregularidades de todo tipo; es hiriente que la Policía Local esté al quite para multar a los conductores que dejan su coche en doble fila o lo aparcan ocupando parte de un paso de cebra, que estén siempre ahí para decirme que no puedo circular en bici por una plaza, o para decirme que no puedo aparcar ahí mi bici, y sin embargo aleguen que “no pueden hacer nada hasta que alguien se haga algo” cuando una calle se convierte en trampa mortal a manos del propio Ayuntamiento.

No me queda más remedio entonces que hacer unas fotos, poner una queja en el Ayuntamiento, publicar este post aquí, y enviarlo a otros sitios para que se publique lo más posible, y animaros a todos a que os quejéis cuando os encontréis situaciones de  este tipo. Mientras hacía estas fotos a una señora le reventó una rueda contra una de las alcantarillas; no tenía ninguna intención de reclamar mientras el seguro cubriese la rueda. Los Ayuntamientos viven de que la mayoría no tenemos tiempo – ni ganas una vez pasada la indiganción inicial – de movilizarnos y poner quejas, pero si todos actuasemos ante este tipo de situaciones las cosas cambiarían; no creo que yo llegue a ver el día en que las Administraciones Públicas protejan al ciudadano en lugar de ponerlo en peligro, pero con un poco de suerte próximas generaciones podrán verlo.

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