Exagerando un poco he hecho mío el título de la canción de Indeep: La bici realmente no salvó mi vida, pero si me ha librado de un profundo estado depresivo.
Hace años salía de la facultad exultante, pensando que nunca más volvería a estudiar para un exámen: en la vida siempre hay cosas que aprender, pero desde luego “empollártelas” para vomitarlas en una prueba de unas horas no tiene ningún interés. Sin embargo la vida tiene un humor un tanto paradójico, y mientras yo pedaleaba en un sentido, ella se las ha apañado para llevarme de nuevo a vivir unas diez horas diarias encerrada en una biblioteca. Si alguien ya lo estaba sospechando, se lo confirmo: he encontrado unas oposiciones que me gustan, y ahí estoy, dándolo todo; si en una cuesta arriba el método para no rendirse es decirte “venga, hasta esa piedrecita de ahí”, yo ahora recurro al de “venga, hasta terminar este tema de aquí”.
Y como nunca faltan apoyos de familiares y amigos, ayer estuve hablando por teléfono con un amigo que ya ha pasado por esto y que siempre trata de darme ánimos y buenos consejos: anoche se le dió mejor lo de los buenos consejos que lo de los ánimos… Me advirtió sobre el más que probable advenimiento de varios problemas de salud derivados del hecho de pasar sentado tantas horas al día: dolores de cabeza, alteración del ritmo cardiaco y deterioro del riego sanguíneo, y como no, el aumento burtal de peso. Cuando ya empezaba a sentir vértigo y a pensar que no merecía la pena destrozarme la salud para conseguir mi plaza, ví la luz al final del túnel. “Oye, no sé si servirá de mucho, pero… Aprovechando que Alcalá es ciudad universitaría, cada día voy a una biblioteca distinta en bici, no suponen más de diez o quince minutos el trayecto, pero haciéndolo cuatro veces al día digo yo que de algo servirá. Y además los domingos me los tomo de descanso y estoy saliendo unas cuatro horas de ruta con la bici de montaña. No acabaré convertida en Jabba el Hutt, ¿verdad?” En fin, mi amigo no es experto en salud, pero sí me reconoció que él empezó a sufrir esos males estudiando en casa, evitando cualquier desplazamiento y sin actividad deportiva regular. Me sentí un tanto aliviada.
Así que este es un mensaje para las madres, padres, hermanos, amigos y parejas que se preocupan cuando alguien que les importa les dice que se va a pasar a la bici para moverse a diario: los accidentes pueden evitarse poniendo tresmil pares de ojos por parte de los cilcistas, y un poquito de cuidado y respeto por parte de los conductores; contra el ritmo de vida sedentario poco podemos hacer, no creo que muchos tengamos la posibilidad de mandar al cuerno el trabajo para dedicarnos al nomadismo, y los efectos sobre la salud de este sedentarismo me preocupan más que los accidentes.
Así que la bici anoche no salvó mi vida, pero puede que a largo plazo lo esté haciendo.
Efectivamente, hablando de la bici urbana, muchas veces nos perdemos en los detalles. Casi siempre la recurrida seguridad y la dudosa necesidad de un carril bici (la excusa perfecta para muchos de no coger la bici).
Pero como tú misma has comprobado, hay problemas, o en este caso mejor dicho soluciones más importantes 🙂
Hermanita, tu natural tendencia a la exageración no te impide tener un estilo literario muy agradable.
No acabaras con el culo con unas dimensiones más propias del maletero de un monovolumen que de una atractiva, soltera y deportista hermana pequeña. Tu hiperactividad lo impedirá. Tu bici doblable lo impedirá. Tu coco lo impedirá. Porque no sabes estar quieta. Porque con la bici esa de broma que llevas ( que deshonra para una familia motera y motorizada como la tuya ) te obligarás a mover el culo. Y porque con esa cabecita que tienes, deberás preocuparte más por las dioptrias que por tu anchura cular.
No te desanimes. Si tu no te lo crees…
Un beso!
Yo, por experiencia hace ahora un año, sufria de unos dolores en el muslo derecho, me acuerdo que cuando estaba bastante tiempo en pie parado, la pierna empezaba a darme unos latigazos dolorosísimos, hasta el punto de tener que sentarme donde fuera a causa del dolor. Antes de ir al médico, que debería haber ido por tranquilidad, se me ocurrió la idéa de volver a la bici. Dicho y hecho, después de la Feria de Sevilla, fuí a una casa de bicis y se me ocurrió preguntar por una bici de “esas” plegables, el encargado estuvo enseñandome una tras otra, hasta que por fin me enseñó la YEAH, con cambio interno de 3v, desde ese momento supe que era mi bici y a partir de ahí, cojo la bici regularmente, me compre a los pocos meses la curve SL y desde entonces, no sé si será mi estado de ánimo, pero ya no me duele en absoluto mi pierna, es más me encuentro cada día más ágil y como tu dices… Creo que me ha salvado, si no la vida, si mi salud…
Saludos plegateros desde Sevilla
Ay, a ver si no te va a acaber el culo en el sillín XD
Mucho ánimo con tus opos, no te preocupes, al final es como cuando estás en una oficina, y yo, desde la bici, no hago más que poenrme como un figurín… 🙂
La bici a mí también me ha salvado de una depresión, me ha reconciliado con la ciudad y con una trayectoria en crisis… Te ahorra psicólogos. El otro día lo hablaba con otro biciclista y me decía lo mismo…
Más pedal y menos prozac!
Besos
¡Qué bueno! Si esto fuerta Twitter.. ¡Mi hermano mayor sería mi follower! Gracias por los ánimos Peter. Soy un virus en la familia: hace dos años os lié para regalarle la bici a mamá, y ahora tú, que eres lo más próximo a los smokers de MadMax con ese apego que le tienes a los motores, estás pensando en hacerte con una bici. Mi otra hermana ya se hizo con una plegable… Sólo me falta “pater”, pero no hay narices a ponerle el cascabel a ese gato.