Cosas que hacer con la cámara de las ruedas cuando pinchas

Ahora que tengo perro, no puedo dejar de compartir con vosotros este vídeo que me tiene transtornada. Si reciclar las cámaras pinchadas de tus ruedas como collar ultra duradero para perros te parecía poco, ¿qué me dices de convertir la hebilla del collar en un abrebotellas que te acompañará en todos tus paseos por el campo? Nada de llevarlo en la mochila, perderlo en los bolsillos u olvidarlo en casa: un silbidito, y el abrebotellas viene a ti. Jamás se me habría ocurrido llevarme una cerveza al campo para bebérmela bien fresquita mientras paseo al perro, pero las posibilidades que abre la hebilla de este collar me hacen replantearme mis paseos perrunos.

Otras cosas útiles que he hecho o he visto hacer con las cámaras de bici pinchadas:

  • Hacer un “apaño” a una zapatilla de bici para terminar la ruta: era una preciosa ruta de bici de montaña en Pirineos, apenas llevábamos 12 km y a un chico del grupo se le rajó la zapatilla, y la suela quedaba colgando. Todos los arreglos que intentamos fueron infructuosos, a las dos pedaladas el chico volvía a estar descalzo. Hasta que lo sujetamos con un trozo de cámara, ¡y fue mano de santo! Dio para terminar los 50 km restantes en bastantes buenas condiciones.
  • Hacer “tacos” antideslizantes para un mueble: ¿Por más que pones circulos de fieltro a tus muebles, acaban perdiéndose, rompiéndose, y tus muebles chirriando contra el suelo o arañando la tarima? Prueba a recortar un trozo de cámara y pegarlo con super glue, ¡es indestructible! Comprobado

Seguro que vosotros habéis hecho miles de chapucillas más con las cámaras de ruedas, ¡compartid, que al parecer son complicadas de reciclar, y se pinchan muchas cámaras!

Reparar un radio partido en mi bici I: ¿qué ha pasado?

Casi un año sin mover los pedales de mi bici, y sin embargo, el trabajo o los exámenes.. Han sido lo de menos. Habría seguido usando mi bici plegable con normalidad (para ir a la biblioteca sobre todo) si no hubiese sido por un radio partido.

¿Y qué he hecho para partir un radio? Pues, la verdad, nada: el pasado otoño Luis partió un radio de su bici, cogió la mía prestada… Y me partió un radio a mí. Desde luego mi chico tiene habilidad para partir radios… ¿Será mala suerte, o él pone de su parte?

Por qué se parte un radio:

Nunca en mi vida he partido un radio, ni siquiera con la bici de montaña, que se lleva sus buenos golpes en las bajadas más pedregosas. Sin embargo en cuestión de semanas Luis ha partido el radio de su bici de montaña y el de las dos bicis plegables que tenemos en casa: Algo hará que fuerce la ruptura de un radio, así que lo mejor para no tener que hacer esta reparación continuamente será saber cuál es la mecánica que produce la avería y evitarla.

Parece que tiene mucho que ver con el estilo de conducción de Luis: creció encima de la bici, compitió en los años de la Universidad, y tiene unas piernas muy potentes, lo que le permite manejar desarrollos muy duros (es decir, el plato más grande y el piñón más pequeño) incluso en cuestas empinadas; además, si os fijáis en la salida de una carrera ciclista veréis que quienes están en cabeza y quieren desligarse rápidamente del pelotón, además de pedalear muy rápido, mueven el manillar de un lado a otro, haciendo que la bici se incline entre sus piernas: así se consigue

  • tal y como yo lo veo,más espacio a los lados, aunque no sé si los ciclistas que compiten lo verán igual: ese movimiento frenético de brazos hace que la gente a tu alrededor se “despegue” de tí, y minimiza el riesgo de engancharte con otro corredor y caer
  • más fuerza en el pedaleo: al inclinar la bicicleta ya no es sólo tu pierna lo que fuerza el movimiento del pedal hacia abajo; cuando mueves un pedal hacia abajo, con los brazos tiras de la bici hacia el lado contrario, de modo que estás ejerciendo una fuerza para que la bici se mueva en sentido contrario al del pedal, estás moviendo los pedales con todo tu cuerpo.

Esto está muy bien en carrera (sí, estoy sacando una rencilla doméstica a la Red, ; ) ), pero las bicis urbanas, salvo que sean de gama alta o específicas para lograr la mayor velocidad (como las fixies de los mensajeros) – no están preparadas para que se ejerzan esta fuerza y estas torsiones sobre ella: al inclinarse la bici, la rueda sufre más fricción y más irregular contra el suelo, va a derecha e izquierda… Las tensiones que soporta acaban siendo excesivas y es comprensible que alguno de los radios acabe cediendo. Al fin y al cabo, las llantas son elementos de la bici cuya fuerza reside en un sistema de tensiones en equilibrio: la llanta de aluminio no es lo bastante fuerte como para mantener su perfecta forma circular bajo el peso de un ciclista y sobre las irregularidades del terreno, son los radios que la mantienen tensa los que le dan su forma. Y esto nos lleva al siguiente punto.

¿Cómo sé que he partido un radio?

En realidad no es que mi radio se haya partido en dos y sus trozos cuelguen lastimeramente de la llanta y el buje. Lo más normal es que se rompa por el remate que lo mantiene sujeto al buje (como la cabeza de un alfiler) o la cabeza que lo sujeta a la llanta, pero el radio sigue ahí en toda su longitud, en su sitio, así que a primera vista no notas que se haya partido.

Notarás que el radio se ha partido…

  • Por el ruido que produce al hacerlo: en ese momento en que estas sometiendo a tu bici a unas fuerzas excesivas, oirás un “tlannnnggg”…. Similar al de una cuerda de guitarra al partirse, o cuando pisas el traste más agudo y la pulsas con fuerza. Es el sonido del radio perdiendo tensión.
  • Al rodar, notaras que la rueda se desalinea y se mueve hacia los lados.
  • En parado: coge los radios uno a uno y comprueba que ninguno se mueve.

Comprobado, el radio está partido, ¿qué hago?

Bájate de la bici enseguida. Si sigues circulando con un radio partido lo más seguro es que sucedan dos cosas, ninguna de ellas buena

  • Perdida la tensión que sostiene la forma circular de la rueda, acabará perdiéndola bajo tu peso, ovalándose.
  • Roto el equilibrio en el sistema de fuerzas de cada uno de los radios, muchos otros se partirán.

Así que te toca arrastrar a tu compañera hasta casa, y ponerte manos a la obra. En el siguiente post hablaremos de cómo cambiar ese radio partido.

Alquiler de bicicletas a precios de derribo en Madrid

Pero ojo, ¡sólo para ciertos colectivos!

No se trata del deseable servicio público de alquiler de bicicletas que habría contribuido a mejorar la movilidad en pleno centro de Madrid, pero la iniciativa privada ha puesto manos a la obra para instalar toda una red de alquiler de bicicletas en la ciudad y arranca con su primer punto de frente a la estación del AVE en Atocha. El Grupo Velayos, con experiencia en el sector de las Estaciones de Servicio, y By Bike, que lleva desde 2006 alquilando bicicletas, organizando rutas ciclistas y ofreciendo todo tipo de servicios relacionados con la bici urbana, se han unido para conseguir este objetivo.

Para comenzar, han decidido alquilar sus bicis por un 1€/hora a personas en paro (menos de la mitad de los 2’40€ de tarifa) de lunes  a viernes, y ceder sus bicis gratuitamente a las ONGs que deseen usarlas.

Así que ya sabéis, si necesitáis una bici pra moveros por el centro de Madrid, y la vuestra tiene el radio partido ; ), o es demasiado aparatosa para traerla en el tren o el autobús, podéis haceros con una bici en la Estación de Servicio que encontraréis nada más salir de Atocha. Y esperemos que, pronto, en muchos sitios más.

Puesta a punto de biciplegable

La última entrada publicada en el blog es de diciembre de 2009, y desde entonces llevo esperando poder volver a escribir, y pasando mucha pena cada vez que me llegaba algún comentario o el resumen de estadísticas del sitio.

Un nuevo trabajo, la convocatoria inminente de la oposición y un radio partido en mi rueda trasera me han mantenido alejada de mi bici plegable, y ¿cómo escribir de algo que ya no forma parte de mi vida?

Meses después, pasadas DOS convocatorias de la oposición (la que preparo, y otra similar) y una renovación de contrato, he podido ocuparme de la reparación del radio de la bici, y vuelvo a pedalear por alcalá, y a aporrear el teclado para contaros cosas que puedan interesaros… Al menos hasta que me quede sin tiempo otra vez.

Así que retomo Biciplegable con un par de post a la vista… Poner a punto tu bici (plegable, cruiser, holandesa… Tu bici urbana) después de un largo periodo de inactividad. ¡A ver qué tal se me da engrasarme las juntas!

Ciclismo urbano: vida campestre en el asfalto

Un amigo me ha mandado hoy un par de productos pensados para la ciudad, pero con un diseño muy inspirado en un pic-nic campestre.

El soporte para bicis Margarita, un prototipo del diseñador Yoann Henri inspirado en la más clásica de las flores – posíblemente, la primera flor que todos dibujamos y coloreamos cuando empezábamos a manejar lápices de colores – para alegrar la ciudad con un diseño colorido. Los “pétalos” de la margarita giran para adaptarse al tipo de bici que uses. ¿Solucionará los pequeños problemas que otros soportes tradicionales suponen para las bicis con ruedas de 20” o 16”?

Otra audacia de diseño es la bicicleta “saltamontes”. Electrica, plegable y con pinta de ser muy ligera, parece perfecta para los desplazamiento diarios. Sin embargo, me pregunto si el cuadro será capaz de soportar pesos pesados, bordillos, alcantarillas… Sin sufrir daños serios. Lo que no se puede negar es que el diseño tiene mucha gracia.

Carrera de bicis plegables en Londres

¡Y en esta no tienes por qué montar en una Brompton para poder participar!

La Smithfield Nocturne es una carrera de plegables que empezó a celebrarse en 2007. No es que tenga mucha tradición, pero desde luego atrae a muchos participantes y espectadores: se vé que las plegables están arrasando en Londres. Bueno, eso, y que los bares y restaurantes de la zona del Mercado histórico de Smithfield se implicaron bastante en la celebración de la carrera, que también contaba con exhibición de coches clásicos, DJ… En fin, que el público y los participantes de la carrera se nutrían de amantes de la bici, que hay bastantes, y amantes de la fiesta, que hay aún más.

Pero la verdad es que si a mí me dicen que podemos montar, digamos en Alcalá, una carrera de bicis plegables, y que

  • me dejan cerrar el recorrido al tráfico: ¡milagro! Si tenemos en cuenta que somos de las pocas ciudades Patrimonio de la Humanidad que, sucumbiendo ante la tiranía de la bencina, no tiene su casco histórico peatonalizado
  • me dejan celebrar un concierto con DJs a cielo abierto
  • los locales de la zona se vuelcan con el evento: la mayoría de hosteleros alcalaínos que conozco son del tipo de personas que piensan que los que vamos en bici somos todos unos hippies y antisistema que vamos a intentar robarles y estafarles en cuanto se despisten; en lugar de ver negocio, verían peligro
  • cabe la posibilidad, en definitiva, de que la celebración de la carrera se transforme en un festival callejero en el que participantes y público puedan disfrutar de la tarde y noche veraniegas y de un excelente ambiente

Pues también me apuntaría sin pensarlo dos veces. Pero es que no creo que todas esas circunstancias puedan darse. En Londres ha podido ser porque

  • ya tienen un casco histórico cerrado al tráfico, y fuertes medidas tendentes a reducir la circulación de vehículos a motor en el centro de la ciudad, por lo que cerrarlo para celebrar una carrera no levanta en armas a los conductores, que ya no perciben el centro de Londres como un territorio de su propiedad; en Madrid se han planteado medidas en este sentido que no se han llevado a cabo, entre otras cosas, porque han erizado los pelos de la nuca de más de uno
  • Londres es una ciudad habituada a las fiestas y celebraciones callejeros; Madrid también, pero os aseguro que Alcalá no es el caso: monta una fiesta – inevitablemente ruidosa – en las calles del centro, y todos los vecinos presionarán hasta que el Ayuntamiento no vuelva a concederte los permisos; ojo, esto se entiende, la gente tiene que dormir, aunque también podrían entender que vivir en el mismo centro de una ciudad tiene sus ventajas y sus inconvenientes, y que si se niegan a que se celebre cualquier tipo de evento que les moleste, están asfixiando la vida cultural de su ciudad. Pero desde luego no seré yo quien eche a la gente de sus casas para montarme un sarao a cielo abierto.
  • Los comerciantes del cento de Londres, al parecer, sí han visto en la celebración de una fiesta en la que participan principalmente amantes de la bicicleta la posibilidad de hacer un buen negocio: en la edición de 2007, 200 participantes y más de 5000 expectadores acudieron a la zona a pesar del tiempo de perros que hacía, y eso es mucho público pasando por delante de tu bar o restaurante, las probabilidades de llenar tu local al 100% de su capacidad durante toda la noche son muchísimo más elevadas que en condiciones normales.

La de este año me la he perdido, porque me enteré de su existencia a través de una serie de fotos estupendas que os recomiendo que veáis. Pero me la apunto para 2010.

La bici agudiza el ingenio

Y viendo el caso de Alan y Ian nadie me lo puede discutir.

Como cuentan en su propio sitio Web, Alan y Ian acababan de terminar sus estudios, se enfrentaban a una larga y aburrida vida de trabajo, y una noche en un bar se dijeron “¿Por qué no ir a Cape Town en bici?”

Y hoy la noticia del inicio de sus viajes me llega a través del Twitter de Boris Johnson, alcalde de Londres, que dice “acabo de conocer a dos jóvenes encantadores que están pedaleando hacia África por caridad, buena suerte a los dos”.

Después de un buen rato navegando por EyeOnAfrica no termino de ver la conexión entre que dos aventureros se lancen a una tremenda excursión por África, destino Cape Town, para llegar a la celebración de los Mundiales de Fútbol en 2010, y la iniciativa solidaria: el sitio Web incluye, desde luego, una página en la que explican que los fondos recaudados se entregarán a la asociación Child Reach; al parecer su viaje se va a financiar con el patrocinio de varias empresas.

Lo curioso es que bien podrían haber trabajado para conseguir fondos para esta asociación sin necesidad de recorrer más de 19000 kilómetros, pero buscando un buen nombre para su iniciativa – Eye On Africa – y relacionándola con una asociación no lucrativa, han conseguido dos cosas buenas:

  1. Que les paguen el viaje los sponsors, que siempre están más dispuestos a financiar un proyecto que tenga que ver con fines solidarios y les ayude a mejorar su imagen de marca. ¡A ver quién de nosotros consigue irse de viaje a Indonesia en bici y que nos lo paguen!
  2. Conseguir fondos para una asociación con cuyos fines se sienten identificados. Y cuando hablo de conseguir fondos hablo de fondos en cantidad: Ya llevan 7000 Libras. No creo que logre nunca hacer llegar a ninguna asociación más de 10.000 €.

¿Hay quien dude aún de que la bici agudiza el ingenio?

No es broma: pornografía en los puestos de alquiler de bicis

Un zamorano ha llevado el lema “alegría entre las piernas” más lejos, y piranteando el sistema informático de uno de los puestos de préstamo de bicicletas de la ciudad, utilizó su pantalla para proyectar una película pornográfica durante más de una hora.

No tiene que ver con el ciclismo urbano masque de refilón, pero… Tenía que publicarlo. ¡Cosas veredes, amigo Sancho!

Vía el Mundo

Calles seguras para pedalear

¿Os hablaba el otro días de alcaldes con macabro sentido del humor? Pues el mío no ha tardado mucho en manifestarse.

Este sábado pasaba por la Ronda Fiscal, una de las principales vías de entrada a Alcalá de Henares, cuando me dí cuenta de que unos metros por delante de mí los coches se lanzaban a una fiesta de volantazos y maniobras bruscas. ¡Un entorno aún más entretenido para la convivencia con ellos! Al ir llegando a la zona en cuestión me dí cuenta de qué se trataba: todas las alcantarillas de la calle, e incluso las de la rotonda en que termina, sobresalían entre 5 y 8 centímetros del nivel del suelo. Conclusión inmediata: “nos quieren matar”. Conclusión menos inmediata: “esto es que van a reasfaltar esta calle”, y es de agradecer, porque es una calle llena de grietas y socavones, pero… Era sábado, ¡sábado! Y quedaba un largo día por delante, y el domingo, antes de que nadie fuese a ponerse a asfaltar. Es más, el martes me acerqué a hacer algunas fotos y la calle seguía en el mismo y lamentable estado.

Esto quiere decir que quedaban un mínimo de 48 horas en las que cualquier ciudadadano, vaya en coche, moto o bici, podía llevarse un buen susto en esa calle: el rato que estuve allí ví cómo algunos coches no podían esquivar las alcantarillas y se llevaban un fuerte impacto en sus ruedas y amortiguadores; los más espabilados lograban evitarlas a costa de volantazos que bien podrían haber terminado en un golpe de chapa con el resto de coches, o con un motorista o ciclista encaramado a su capó; viendo a algunos scooters me imaginé lo complicado de pasar sobre esas alcantarillas húmedas por la lluvia, resbalón seguro y caída más que probable; en bici, exactamente igual, y más con una plegable que acusa más los baches por el reducido tamaño de sus ruedas.

Ni siquiera hay un cartel avisando de la presencia de las “alcantarillas-asesinas”, o unos conos rodeandolas, así que me puse manos a la obra. Como sospechaba que con la Policía Loca tenía poco que hacer, llamé a la Guardia Civil – aunque sé que no es su competencia – por si “cuela”, pero en seguida me aclararon que, aunque quisieran, no cuela ni de lejos, que lo mejor es que llame a la Policía Local. Resignada toco esta segunda puerta, y la respuesta no me sorprende, pero aún así me indigna: conocen la situación pero no pueden hacer nada “hasta que a alguien le pase algo”.

El panorama para el ciudadano es desolador, estamos completamente desprotegidos en nuestra propia ciudad porque otros cuerpos del Estado no tienen competencias, y la Policía Local jamás va a mover siquiera un dedo contra su concejal o su alcalde. Y digo yo, ¿no es precisamente para evitar eso el hecho de que sean funcionarios? Digo yo, ¿no se informa de este tipo de obras públicas a la Policía Local? ¿No puede un Jefe de Policía Local mínimamente avezado instar a que la obra de las alcantarillas se haga el mismo día o justo en vísperas del día que se asfalte la calle, y oponerse fírmemente a que se dejen puestas un viernes para que los ciudadanos tengan que esquivarlas durante todo el fin de semana? Y si aún así se hace como se ha hecho, ¿no puede un Jefe de Policía Local cortar esa calle al tráfico, o poner carteles, conos o lo que sea menester para que los conductores, motoristas y ciclistas que circulen por la calle, en lugar de encontrarse con “el pastel” en el último momento, vayan prevenidos para esquivarlas sin necesidad de ponerse en peligro a sí mismos y a otros usuarios de la vía?  Pues al parecer es demasiado pedir.

La hipocresía general de la Administración Pública es hiriente: es hiriente que nos pidan que reduzcamos la velocidad y que achaquen los accidentes siempre a la mala actitud de los ciudadanos mientras que España está llena de autopistas y carreteras con un pésimo estado del firme, con zonas que se encharcan con cuatro gotas de lluvia, curvas contraperaltadas, irregularidades de todo tipo; es hiriente que la Policía Local esté al quite para multar a los conductores que dejan su coche en doble fila o lo aparcan ocupando parte de un paso de cebra, que estén siempre ahí para decirme que no puedo circular en bici por una plaza, o para decirme que no puedo aparcar ahí mi bici, y sin embargo aleguen que “no pueden hacer nada hasta que alguien se haga algo” cuando una calle se convierte en trampa mortal a manos del propio Ayuntamiento.

No me queda más remedio entonces que hacer unas fotos, poner una queja en el Ayuntamiento, publicar este post aquí, y enviarlo a otros sitios para que se publique lo más posible, y animaros a todos a que os quejéis cuando os encontréis situaciones de  este tipo. Mientras hacía estas fotos a una señora le reventó una rueda contra una de las alcantarillas; no tenía ninguna intención de reclamar mientras el seguro cubriese la rueda. Los Ayuntamientos viven de que la mayoría no tenemos tiempo – ni ganas una vez pasada la indiganción inicial – de movilizarnos y poner quejas, pero si todos actuasemos ante este tipo de situaciones las cosas cambiarían; no creo que yo llegue a ver el día en que las Administraciones Públicas protejan al ciudadano en lugar de ponerlo en peligro, pero con un poco de suerte próximas generaciones podrán verlo.

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