Bicicletas plegables y ciclismo urbano

Entrevista de trabajo en Bici

En plena Castellana y por la mañana temprano… Ni los más osados podrían decir que es una buena idea acercarse a esa entrevista de trabajo con el coche. Consulto el Callejero y la parada de tren más cercana está un pelín lejos: con el frío que hace por las mañanas me vendrá bien pedalear un poco para entrar en calor; además, sobrevivir al tráfico motorizado activa las neuronas, y no viene mal llegar con la mente despierta cuando un consultor de recursos humanos se dispone a diseccionar cualquiera de tus gestos.

Durante el trayecto en tren sucumbo a algunas dudas: ¿Tal vez me verán llegar en bici y esto les hará pensar que no soy el tipo de persona seria y gris que necesitan?

Llego a las oficinas y pregunto por mi entrevistador: la amable recepcionista me informa de que el consultor en cuestión no trabaja en esas oficinas, sino en las oficinas que la misma empresa tiene unas cuantas decenas de números más allá en la misma Castellana. ¿Por qué demonios una empresa tiene dos oficinas en la misma calle? ¿Es alguna especie de trampa para reírse de los sofocados pardillos que se confunden de oficina y tienen que llegar a la otra en tiempo récord?

Bendita sea mi Dahon, las tres manzanas que me separan de mi segundo destino vuelan, y ni siquiera sé lo que es buscar un sitio para aparcar: al final no he podido evitar proclamar orgullosa que gracias a mi bici he conseguido llegar a tiempo a pesar de la confusión. Nunca, nunca más volveré a dudar si mi bici es adecuada para mi imagen en una entrevista de trabajo o no: si a la empresa no le gusta mi bici, temo que a mi tampoco me va a gustar la empresa en cuestión.

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