Smartbike: sistemas de transporte urbano en bicicleta

Visto el vídeo del post anterior me he puesto a investigar acerca del SmartBikeDC, el sistema de bicicletas de uso público que se puso en marcha en Washington DC en agosto de 2008.

La empresa responsable del sistema en Washington es Clear Channel Outdoor, un de las principales empresas norteamericanas de publicidad exterior, y la misma que ha implantado sistemas de transporte público en bicicleta en toda Europa:

La división a través de la que el gigante de la publicidad desarrolla los sistemas de transporte público en bicicleta es Smartbike: ¡otros que han visto el negocio en el ciclismo urbano! Este tipo de empresas cuentan con los contactos y la infraestructura necesarios, sin duda.

Ellos que pueden se han dedicado a publicar datos (¡aunque no citan la fuente!) como que:

  • Cada persona que pasa del coche a la bicicleta para ir a su trabajo, con un recorrido de 10km por viaje, ahorra 1’3 toneladas de emisiones de CO2al año.
  • Las más de 12.000 smartBikes que hay en todo el mundo recorren más de 200.000 km cada día (el equivalente a 5 vueltas alrededor del mundo). La huella ecológica que dejaría un coche que recorriese esta misma distancia al día sería de 37.000kg.

Ciclismo urbano, también en EEUU

httpv://www.youtube.com/watch?v=Tw6Z6k9Xmos

Cómo son los norteamericanos vendiendo: este vídeo casi da envidia, y sin embargo nos muestra que el primer sistema de transporte público en bicicletas de todo EEUU se ha puesto en marcha en Washington en agosto de este año. Poco pueden enseñar a los europeos en cuanto a cultura ciclista, pero desde luego, son únicos movilizándose y mostrando su trabajo.

Entrevista de trabajo en Bici

En plena Castellana y por la mañana temprano… Ni los más osados podrían decir que es una buena idea acercarse a esa entrevista de trabajo con el coche. Consulto el Callejero y la parada de tren más cercana está un pelín lejos: con el frío que hace por las mañanas me vendrá bien pedalear un poco para entrar en calor; además, sobrevivir al tráfico motorizado activa las neuronas, y no viene mal llegar con la mente despierta cuando un consultor de recursos humanos se dispone a diseccionar cualquiera de tus gestos.

Durante el trayecto en tren sucumbo a algunas dudas: ¿Tal vez me verán llegar en bici y esto les hará pensar que no soy el tipo de persona seria y gris que necesitan?

Llego a las oficinas y pregunto por mi entrevistador: la amable recepcionista me informa de que el consultor en cuestión no trabaja en esas oficinas, sino en las oficinas que la misma empresa tiene unas cuantas decenas de números más allá en la misma Castellana. ¿Por qué demonios una empresa tiene dos oficinas en la misma calle? ¿Es alguna especie de trampa para reírse de los sofocados pardillos que se confunden de oficina y tienen que llegar a la otra en tiempo récord?

Bendita sea mi Dahon, las tres manzanas que me separan de mi segundo destino vuelan, y ni siquiera sé lo que es buscar un sitio para aparcar: al final no he podido evitar proclamar orgullosa que gracias a mi bici he conseguido llegar a tiempo a pesar de la confusión. Nunca, nunca más volveré a dudar si mi bici es adecuada para mi imagen en una entrevista de trabajo o no: si a la empresa no le gusta mi bici, temo que a mi tampoco me va a gustar la empresa en cuestión.

¡Biciplegable sale en los papeles!

Bueno, no exactamente en los papeles, más bien en la pantalla, en el Zoom Tendencias de La 2. Al dominio le sobra un .com y le falta un .es, pero parece que alguna que otra visita está llegando, y si conseguimos que alguien se anime a moverse en bici, ¡mejor que mejor!

Me pillaron por pura casualidad porque se me ocurrió ir a visitar Calmera justo el día que grababan allí con Javier. El ciclismo urbano es tendencia, y con los pisos que nos podemos permitir, las bicis plegables lo son aún más, así que algún avezado periodista decidió proponerlo como tema para uno de los reportajes del programa. Muchas gracias al equipo que vino a rodar, aunque se trate de una emisión de madrugada, está muy bien que una cadena nacional nos dedique parte de su espacio.

Ahí os dejo el vídeo para que os riáis a gusto. ¿Esa es realmente mi voz? ¿Hablo así? Las cámaras son una invención demoníaca.

httpv://www.youtube.com/watch?v=76cquejjr4c

Ciclismo urbano por Madrid en CQC

Esta semana CQC ha dedicado su sección “Proteste ya” al ciclismo urbano en Madrid: apenas unos minutos de reportaje son suficientes para mostrar que la situación es calamitosa para el ciudadano que pretende desplazarse a diario en bicicleta por la capital: tráfico intransigente, aceras prohibidas, carriles bicis extremadamente escasos, ocupados por peatones, interrumpidos por escalones entre acera y acera, por vehículos aparcados, y hasta por paradas de autobús.

Lo más indignante es comprobar cómo el personal de la Estación de Atocha de RENFE explica con total convicción que no es posible introducir bicicletas en los trenes, cuando existe una normativa, restrictiva pero no prohibitiva, para el transporte de bicicletas en los trenes. Al final se comprueba que lo mejor es no preguntar, yo misma viajo a menudo con mi bicicleta desde Alcalá hasta Atocha y jamás me han puesto ningún impedimento. Y al personal de RENFE, por favor, revisen su propia normativa en lugar de buscar peregrinas explicaciones acerca de la rentabilidad o no de poner en marcha un tren.

El Plan Director de Movilidad Ciclista de la Ciudad de Madrid aprobado en Mayo de este año planea crear una red de carriles bici que cubran las principales vías de desplazamiento en el centro de la ciudad, pero se han puesto de plazo hasta 2016. Al menos la periodista de CQC ha conseguido que Gallardón se comprometa a construir los dos ejes principales en esta legislatura, pero sigue siendo insuficiente para desplazarse en bici con seguridad, y queda por ver cómo se construyen esos carriles bici.

Calmera, una apuesta empresarial por el ciclismo urbano

Paseaba ojeando el escaparate de Calmera mucho antes de tener mi bici plegable, antes de tener mi bici de montaña.. Incluso antes de haber aprendido siquiera a montar en bici. Y la apuesta de esta tienda de Madrid por el ciclismo urbano siempre ha estado ahí, en los modelos de bicis de su escaparate, en los mensajes que adornan su cristalera, en los carteles de diversas acciones a favor del ciclismo que abarrotan su puerta de entrada.

El ciclismo urbano ha experimentado un gran crecimiento en los últimos dieciocho meses, yo misma no empecé a moverme por ciudad en bici hasta hace un par de años, sin embargo Calmera lleva varias décadas apostándo por esta forma de movilidad, y parece que por fin se cumplen sus vaticinios.

Hoy me he acercado a conocerlos porque creo que tienen experiencia suficiente como para que su visión del ciclismo urbano merezca mucho la pena. Para ellos se trata de una apuesta moral, los propietarios de esta tienda de Madrid se desplazan a diario en bici y ven mucho futuro y grandes ventajas en este medio de transporte. Pero la tienda es su medio de vida, y se ha tratado también de una apuesta empresarial: por el sector al que se dedican hace mucho que los socios de Calmera viajan por toda Europa, sobre todo a Alemania, donde se celebra la mayor feria de ciclismo de Europa. En sus viajes se dieron cuenta de que en las ciudades del norte de Europa el verdadero mercado eran las bicicletas urbanas; mientras que en España casi todos, empresarios y usuarios, nos centrabamos en la bicicleta como instrumento de ocio o deportivo, en carretera o en montaña, en Calmera comprendían que el ciclismo urbano tenía muchísimos más usuarios potenciales: el ciclismo urbano se practica a diario, para los desplazamientos habituales al trabajo, a comprar o a llevar a los niños al colegio, no sólo los fines de semana para hacer deporte; el ciclista urbano entra en una franja de edad muy amplia, desde los niños hasta la tercera edad, mientras que el ciclista deportista suele andar en franjas más reducidas; además, lamentablemente no se ven muchas chicas que practiquen el ciclismo como deporte de manera habitual, sin embargo en ciudad puedes ver pedaleando a tantas chicas como chicos.

Madrid además tiene un factor que impulsa el ciclismo urbano, y es el número de personas que vienen de fuera a estudiar o trabajar, que no disponen de coche o que no terminan de acostumbrarse al ritmo y los atascos de la Villa. Y sin embargo Javier, uno de los socios de Calmera, siente que en Madrid vamos retrasados en lo que a ciclismo urbano se refiere, tal vez por esa misma densidad del tráfico que convierte en un deporte de aventura y supervivencia recorrer un par de kilómetros por el centro de la capital. Por suerte la peatonalización de ciertas zonas del centro, una mayor conciencia medioambiental, y también un cambio en la actitud de los conductores, que poco a poco van asumiendo que comparten las calles con otro tipo de vehículos, están contribuyendo a la proliferación de ciclistas urbanos por todos los rincones de la ciudad.

Calmera lo nota en las ventas: pese a que siempre han tenido una bien nutrida oferta de bicicletas urbanas, antes se vendían muy pocas; sin embargo ahora es raro el día que no se vende alguna. En su opinión no es tanto una cuestión de ahorro como una cuestión de cambio de mentalidad: “antes el que iba en bici era porque no podía permitirse un coche; ahora hay más gente que considera que la bici es un complemento más de su imagen, como la ropa”, y eso se nota en la enorme variedad de bicicletas urbanas que se pueden encontrar, para todos los gustos y todos los estilos. No sólo los empresarios del mundo de la bicicleta viajan, la Unión Europea, Interrail y los vuelos “low cost” han hecho que sean muy pocos los que aún no han visitado a sus vecinos de Europa, y en esas visitas a Amsterdam, a Munich, a Estrasburgo y a tantas otras ciudades europeas es fácil cruzarse con personas vestidas con ropa cara pedaleando sobre bicis con aspecto de ser aún más caras.

Las ventas de bicicletas plegables de gama alta, como Brompton, lo atestiguan. Aunque las ventas de bicicletas de entre 250 y 400 euros siguen siendo las más numerosas, ahora se ha hecho habitual la venta de modelos de entre 800 y 900 euros, algo que antes sucedía sólo ocasionalmente.

A pesar de todo queda mucho trabajo por hacer en Madrid: la mayor iniciativa que se ha llevado a cabo ha sido el Anillo Verde de Madrid, que no termina de solucionar el problema de transporte diario. Aunque se habla de la creación de carriles bici en las principales vías de comunicación que cruzan la ciudad, todavía no hay un plan claro, y los recortes presupuestarios que se avecinan no son muy alentadores.

Lo que sí debe animarnos a seguir montando en bici es que cuantos más ciclistas ruedan por las calles, más seguro es circular para todos: los conductores se acostumbran a tenernos en cuenta, y las administraciones tienen más presión para desarrollar la infraestructuras necesarias.

Y ya que el blog se llama “biciplegable”, hoy he descubierto el dato curioso del mes: al parecer muchos de vosotros (he hecho un sondeo entre los amigos) recordais haber tenido un modelo plegable de BH; no tenía nada que ver con los modelos de bicis plegables actuales, y estaba pensada para niños, pero ahí tenemos el precedente español; lo que a lo mejor no sabíais es que hace ya veinte añazos que Calmera vende bicicletas plegables Dahon; por aquel entonces eran bicicletas especialmente pensadas para los barcos y tenían bastante menos público, pero ¡ahí las teníamos!

NOTA: pese a lo que pueda parecer, este post no está patrocinado ni nada similar, sencillamente es que esta gente de Calmera, ¡es así de maja! Como casi todo el mundo en esto de la bici.

Ciclismo urbano en el Time

El número del seis de Octubre de la revista Time se dedicó por completo a los “héroes del medio ambiente”. Dos de estos héroes según la revista son los hermanos Decaux – herederos de la conocida empresa de publicidad en el medio urbano – que están desarrollando una nueva división en la compañía, el ciclismo urbano.

En 2003 hicieron las primeras pruebas en Viena, y hace ya un año que instalaron el sistema “Vélib” en Paris, algo similar al Bicing barcelonés, pero en versión glamourosa, como ilustra la fotografía de la revista que no puedo reproducir aquí – mi scanner averiado y el copyright me lo impiden – que nos muestra a los dos hermanos impecablemente trajeados a lomos de sendas bicicletas color antracita de diseño futurista, protegiéndose de la lluvia con sus sobrios paraguas negros: sería una excelente muestra para los diversos “cycle chic” de que se puede pasear en bici incluso en días de lluvia con un carísimo traje y sin arrugarlo.

Desde que Vélib comenzase a funcionar en Paris en Julio de 2007, se han efectuado más de treinta millones de préstamos de bicicletas, y más de doscientos mil usuarios se han suscrito por un año. Para finales de 2008 planean haber instalado sistemas similares en más de cuareta y nueve ciudades, casi todas europeas, pero también en ciudades como Chicago o Singapur.

Los Decaux son conscientes de que la idea no es nueva, pero ellos ponen un gran presupuesto e instalaciones de alta tecnología a su servicio. En palabras de Jean Charles Decaux, había llegado el momento de poner en práctica este sistema porque “ahora la gente está preparada para desplazarse de forma distinta“. Disculpadme si me fío más de las previsiones de quién se juega millones de euros en ello que de mis propias percepciones, pero ahora sí veo confirmadas mis sospechas: desde la generación de mis padres, que no conciben a una persona adulta desplazándose por Madrid sin coche, hasta la mía, se está produciendo un cambio cultural importante.

Por supuesto, la idea tiene su parte de negocio: Decaux provee las bicicletas a cambio de contratos exclusivos de venta de publicidad urbana alrededor de Paris. Hay quien critica que la idea resulte rentable, pero a mi me parece estupendo que le hayan buscado una vertiente económica: cuanto más dinero ganen con la implantación de sistemas de transporte urbano en bicicleta, más se esforzarán en extenderlo por todas las ciudades que puedan.

Ciclismo urbano, ¿la fórmula que buscaban los Ministros de Economía?

Tal vez se deba a que últimamente estoy teniendo más tiempo para para pasear por Alcalá a diario, o puede ser que desde que escribo este blog me fije más en los ciclistas urbanos de lo que lo hacían antes, pero, ¿soy la única que ha notado que cada vez hay más bicis en nuestras ciudades? Y no me refiero sólo a la densidad de ciclistas por kilómetro cuadrado, sino también alperfil de estos ciclistas: me estoy encontrando a lomos de una bicicleta a tipos humanos a los que nunca antes me habría imaginado fuera de un coche o de una acera.

¿Sabéis esa señora, de las que acaban de ser abuelas, que sueles encontrarte en cualquier esquina con un carrito de la compra de cuadros escoceses? Pues ahora por mi barrio hay una señora que, por indumentaria, edad, horarios… Encaja perfectamente en ese perfil, salvo que ahora la veo pasar en su bici con cesta. Lo mismo con esos señores jubilados que sueles ver camino del colegio a buscar al nieto, o camino del bar a arreglar España: chaqueta de punto, pantalones de tergal, andares tranquilos, piel curtida y arrugada… Solía verlos caminando por las aceras o conduciendo su coche, uno de estos coches que tienen cerca de veinte años pero que no tienen apenas kilómetros y parece que están nuevos salvo por el motor, que de “comer” atascos y semáforos en ciudad y ver muy poca autopista, está más negro que el ala de cuervo. Pues ya me he encontrado a más de tres y más de cuatro pedaleando sobre su bici, casi siempre una bici vieja, rescatada de la herrumbre, que les va demasiado pequeña y chirría, pero les lleva con rapidez de un sitio a otro, y – ellos mismos parecen haberse dado cuenta – sin gastar un sólo céntimo en gasolina.

También están los chavales del barrio: antes apenas cumplían los dieciséis ya estaban dando vueltas por el barrio con un scooter, a ser posible con tubo de escape modificado para hacer el mayor ruido posible. Será porque los padres ya no están tan dispuestos a desembolsar el precio de un ciclomotor, o el endurecimiento de los requisitos para conducir un scooter, o simple cuestión de malas notas… Pero ya no se ven tantas motos en mi barrio, y los chavales, en su búsqueda de un medio para moverse con libertad por la ciudad, y que los defina como rebeldes incorregibles, se van haciendo más y más con bicicletas de trial y dirt jump. Aún no he visto a ninguno hacer ninguna acrobacia reseñable, pero atentos porque se fragua una gran cantera para estas modalidades.

También están los trabajadores de mediana edad, de esta generación que aún considera que ir en su propio coche al trabajo le da un status del que no puede prescindir. Algunos ya practicaban antes hábitos económicos y ecológicos, yendo varios compañeros juntos en el mismo coche. Pero la cuestión es que iban en coche. Sin embargo, cuando la crisis aprieta y la hipoteca se hace insuperable, nada es más económico que ir en bici, y también empiezo a ver ciclistas camino de las empresas que hay alrededor de la ciudad… ¡Incluso he visto a alguno en el arcén de la autopista camino de Torrejón! Aunque eso ya me parece mucho arriesgar, sobre todo pudiendo llevar tu bici en el tren.

Estas dos nuevas especies ciclistas se unen en Alcalá a los estudiantes Erasmus que aún no se explican por qué muchos de sus compañeros, viviendo en la misma ciudad, se empeñan en coger el coche y pasar media hora buscando aparcamiento para ir a clase, y a los alcalaínos autóctonos que por convicción pedalean para ir al trabajo, a clase, a por el periódico,el pan, o de marcha. Y parece que la mayor presencia de bicicletas y menor abundancia de coches animan aún a más gente a coger la bici, y no sólo en Alcalá, sino dondequiera que voy.

Hay quien tenía ganas de empezar a utilizar la bici para sus desplazamientos pero no se atrevía por miedo a los coches, porque no estaba seguro de que el trayecto fuese realizable, o porque le daba vergüenza llamar la atención. Bueno, la crisis nos afecta a todos, y a modo de efecto “fin de mes” prolongado, se empieza a notar menor densidad de tráfico – no, no han desaparecido los atascos, pero al menos son menos intensos -, una conducción más comedida buscando reducir el consumo, y más gente buscando alternativas de transporte: así que, los que tenían miedo a los coches, se encuentran con que hay menos y van más despacio; los que no estaban convencidos de poder llegar a su destino en bici, apretados por el bolsillo o después de ver a alguna de las señoras mayores de mi barrio siguiendo el trayecto, se deciden a probar; los que no querían llamar la atención, ya no la llaman en absoluto, ni siquiera si su bici chirría.

La crisis me ha golpeado duramente, pero como Brian, siempre hay que mirar el lado luminoso de la vida, y hasta una crisis económica tiene su parte positiva.

Una duda (te la dedico, Maybe): si economía y sostenibilidad están lo bastante relacionadas en algunos aspectos, como en este caso, en que una actitud que busca economizar tiene como efecto un transporte más sostenible… ¿Por qué no se incentivan más y desde antes medidas de este tipo?

¡Sube tu bici plegable al autobús!

Soporte para bicicletas en un autobús de la MET de Madrid
Soporte para bicicletas en un autobús de la MET de Madrid

El nuevo manual de usuario de la Empresa Municipal de Transportes de Madrid (EMT) recoge dos nuevas medidas para permitir combinar la bicicleta con el autobús.

Desde el 22 de septiembre los autobuses de la EMT permiten a los usuarios subir sus bicicletas plegables; además, cuatro autobuses de la línea 33 que hacen el recorrido entre Príncipe Pío y Casa de Campo incorporarán soportes para bicicletas similares a los que ya se utilizan en california.

Si te mueves en bici dentro de Madrid es posible que esta medida te parezca sobre todo experimental: la limitación a cuatro autobuses de una de las más de doscientas líneas regulares… Las restricciones para la introducción de bicicletas plegables… Sin embargo resulta bastante alentador comprobar que el Ayuntamiento de Madrid empieza a probar distintos métodos para mejorar la movilidad de sus ciudadanos.

De hecho ambas medidas son las más sencillas y las que menor inversión requieren: la introducción de las bicicletas plegables en los autobuses no precisa ninguna infraestructura adicional, y la instalación de soportes externos supone el desembolso de su compra, pero ninguna modificación sustancial en el autobús, como la que podrían requerir sistemas para “aparcar” las bicicletas en el interior del autobús.

Parece que Madrid se ha decidido a encontrar el método óptimo para permitir combinar las bicicletas con otros medios de transporte, y ha empezado, como es lógico, por los métodos que requieren menos desembolso. Esperemos que no se abandone esa vía.

Bici Crítica da un salto cualitativo en los medios

Se trata de uno de los movimientos más internacionales y con más seguidores por el ciclismo urbano. Sin embargo, aunque en España han estado haciendo bastante ruido sus concentraciones, era un ruido con sordina: comunicación boca-oído, internet, carteles, algunos medios de comunicación minoritarios…

Ayer la edición en Internet de un diario de tirada nacional daba cabida entre sus noticias a La Bici Crítica. Por fin parece que vamos llegando al nivel de masa suficiente como para llamar la atención de medios de comunicación de cabecera.

Lo que me preocupa de esta mediatización es el peligro de las malas interpretaciones: todos los que nos movemos en bici por ciudad a diario, o casi, entendemos la Bici Crítica como un movimiento necesario de reivindicación, que pretende que se desarrollen las infraestructuras necesarias para que sea posible desplazarse en ciudad en bicicleta, para que no suponga un peligro llegar al trabajo o al colegio en bici, para que otras personas que aún no se han decidido tengan la posibilidad de elegir dejar su coche en el garaje.

Sin embargo breves apuntes – intencionados o no – en la noticia (“alguno disfrutaba del agravio provocado a los vehícuos motorizados”) contribuyen a generar tensión. Creo que lo último que se debe hacer es convertir este movimiento reivindicativo en un enfrentamiento de bicicetas contra coches o motos: la convivencia es posible siempre y cuando se desarrollen las infraestructuras necesarias, y siempre y cuando se cambien algunas actitudes.

Algunos conductores tienen problemas para compartir la calzada no sólo con bicicletas sino también con motos (qué manía de ponerse en medio para evitar que podamos pasar entre las líneas de coches parados en un semáforo o en un atasco), o sencillamente tienen tan poca costumbre de encontrarse bicicletas en las calles que ni siquiera las ven, no cuentan con ellas, maniobran prestando atención a los movimientos de otros vehículos pero sin percatarse de la presencia de bicicletas en la calzada. Se puede cambiar esta actitud de los conductores hacia las bicicletas, pero siempre generando “sentimientos” positivos hacia ellas, nunca un sentimiento de enfrentamiento. Se debe hacer el esfuerzo de comunicación sobre los efectos positivos de la presencia de bicicletas en las calles para todos los ciudadanos, y nunca sobre ese hipotético enfrentamiento entre conductores y ciclistas (vale, todos nos hemos tenido que enfrentar a algún conductor alguna vez, pero no hay un enfrentamiento global de bicis contra coches porque no creo que ninguno de nosotros estemos pedaleando sólo por fastidiar a los conductores, ¿no?). Si todos los conductores comprendiesen que una bici más en la calzada es un coche menos delante de él en el atasco… Que una bici más circulando supone 0% de emisiones contaminantes en el aire que respiran él y su familia.. Que una bici más circulando supone un menor consumo de combustibles fósiles y un futuro menos oscuro para el planeta en el que vivirán sus hijos y sus nietos… Seguramente se acabarían las maniobras invasivas, los aspaviento, las increpaciones.

Por eso creo que la Bici Crítica debe estar muy atenta a su presencia en los medios. Cualquier pequeña alusión, incluso bienintencionada, a un enfrentamiento entre bicis y coches, a la intención de fastidiar en lugar de la intención de conseguir mejoras para todos, tan sólo contribuiría a empeorar la relación con los conductores. Y lamentablemente debemos asumir que hay una mayoría de conductores, que las empresas automovilísticas tienen mucho más poder que los fabricantes de bicicletas, y ni qué decir tiene del poder de las compañías petrolíferas. El enfrentamiento no nos llevaría a nada bueno, lo mejor es convivir, e ir ganando adeptos poco a poco.