Festibike 2008: ¡hoy tocan bicicletas plegables!

Un rincón plagado de plegables en el stand de Monty
Un rincón plagado de plegables en el stand de Monty

Las plegables están acaparando cada vez más la atención: algunos fabricantes mostraban uno o dos modelos en sus stands, pero ya hay algunos dedicados exclusivamente a las bicicletas plegables, y en esta foto podéis ver que Monty, que como comentaba en mi post anterior está desarrollando mucho su gama de urbanas, tuvo todo un rincón dedicado a las bicicletas urbanas pigmeas.

Bicicleta plegable Flamingo
Bicicleta plegable Flamingo

Me tiene particularmente fascinada esta Flamingo que ví en el stand de Calmera: ya me había fijado en ellas alguna vez que pasé por su escaparate, me llamaron la atención porque su diseño recuerda mucho a las Brompton. Lo que me gusta de ambas marcas es el sistema de plegado, que aloja ambas ruedas bajo el arco de la barra horizontal de la bici y reduce sus dimensiones plegada. Mi plegable tiene otro sistema que funciona bastante bien, pero me gustaría probar este otro. Si alguna vez lo consigo, ya os contaré qué tal me ha ido. También tienen bastante buena pinta los cierres de esta bicicleta: sencillos pero sólidos. La foto no le hace mucha justicia, si tenéis la oportunidad de ver una de cerca seguro que la apreciaréis más.

Modelo plegable de BH: Ibiza
Modelo plegable de BH: Ibiza

Esta BH Ibiza está teniendo bastante éxito, al menos yo me he cruzado con unas cuantas por la calle. Es un modelo muy completo, con cuadro de aluminio, guardabarros, transportín… Los cierres resultan algo abultados, tal vez buscando más solidez, pero tiene detalles como el manillar de altura regulable que otras marcas no utilizan – y tienen argumentos para ello – y que muchos usuarios demandan para poder adaptar la bicicleta a sus medidas y ganar en comodidad.

El último deiseño de Bike in a Bag
El último deiseño de Bike in a Bag

Bike in a Bag es muy conocida en EEUU, y no faltó a Festibike, en el stand de Avantum, una distribuidora que trae a España marcas míticas como Blancmarine, Velorbis, la Retrovelo del post anterior… Ese rinconcito de Festibike tenía una altísima concentración de bicicletas urbanas bellísimas, y este modelo de Bike in a bag no desentonaba: el sillín estilizado (las urbanas suelen tener sillines más abultados) y en dos colores, lo bien resuelta que está la impresión de logotipo sobre el fondo negro brillante
(un logotipo tan grande no suele quedar tan bien)… Lo único que me chocó fué el cierre de la barra central, que rompe el diseño estilizado de este modelo. De cualquier modo no soy ingeniero, así que si el que diseñó esta preciosidad le puso ese cierre, seguro que tenía una buena razón para ello.

Comparando mis fotos de plegables con las urbanas de diseño más clásico, debo reconocer que me cuesta no salir corriendo a por una bicicleta con cuello de cisne. Me controlo recordando las razones por las que elegí una plegable (espacio en casa,  evitar problemas con los vencinos especialmente en el ascensor, reducir el pánico de los peatones a cualquier cosa rodante) y saliendo a dar una vuelta con ella: creo que disfruto más de la respuesta “juguetona” de mi Dahon que de la elegancia de una bicicleta clásica.

Hoy cierra Festibike 2008

Mi vaticinio no se ha cumplido: la exposición de bicicletas urbanas no ha igualado la exposición de bicicletas de montaña y carretera. De cualquier modo muchas de las principales marcas han incorporado un rincón de bicicletas urbanas y plegables a sus stands, y ya se ven algunos expositores dedicados excusivamente a este tipo de bicicletas.

Este fin de semana he conocido a muchas personas que han decidido apostar por el ciclismo urbano. También he acumulado una gran cantidad de fotografías en la tarjeta de memoria de mi cámara. Os iré contando lo que he visto los próximos días.

Otro sitio Web sobre ciclismo con una perspectiva diferente

Esta mañana estaba viendo unas imágenes de la India en Euronews, y he pensado escribir un post sobre el ciclismo urbano allí. No he conseguido encontrar mucha información al respecto, pero he caído en un sitio Web sobre ciclismo con un enfoque especial. “Bike Reader” es una selección de historias, ensayos, fotografías más o menos relacionadas con el ciclismo. Los textos no siempre han sido escritos por ciclistas, para ciclistas o sobre el ciclismo, pero ya he dado con un par de lecturas más que interesantes. Por ejemplo una extraída de una revista literaria sobre cómo la literatura ha retratado a los ciclistas. Esta sería una buena fuente de información para estudiar cómo se ha llegado a la visión del ciclista que se tiene hoy en día, cómo o por qué se han generado ciertos tópicos.

También tienen unas fotos excepcionales de ciclistas o bicicletas en la India. Probablemente habrá un par de próximos posts sobre alguno de los ensayos de este sitio.

Bici Crítica en Alcalá de Henares

Bicis plegables en la concentración de bici crítica en Alcalá de Henares
Bicis plegables en la concentración de bici crítica en Alcalá de Henares

Cada vez se ven más bicis plegables en la concentración de Bici Crítica de cada mes en Alcalá de Henares. No puedo asegurar lo útil que puedan ser estas concentraciones para conseguir que a alguien del Ayuntamiento se le ocurra trabajar a favor de la movilidad urbana en bicicleta, pero desde luego sí que animan a muchos ciclistas a seguir pedaleando, y llaman la atención del resto de ciudadanos: los hay que parecen mirar molestos al variopinto grupo que se forma – hay mucho estilo neo-hippie en el de Alcalá – y otros que se dedican a pasear curiosos entre las bicis.

En la concentración de Alcalá abundan los estudiantes extranjeros. Recuerdo a una compañera alemana con la que compartí clases y cafés durante mi tercer año de carrera que me preguntaba con estupor cómo era posible que en una ciudad con tan antigua tradición universitaria no hubiese carriles bici que al menos comunicasen una facultad con otra, o el campus del centro con el del extrarradio.

Una bici reivindicativa
Una bici reivindicativa

Los hay que son reivindicativos cualquier día del año, como este ciclista que luce sobre su bici dos mensajes con bastante carga, yo los traduciría así: “Pedaleando (una declaración silenciosa) contra las guerras del petróleo” y “Comparte las calles, dale a la bici 13 centímetros”. Nunca me había planteado que mi empeño en mover el coche lo menos posible podría reducir las presiones por la obtención de petróleo. Lo que sí que me había planteado es que somos un país con una gran dependencia energética de otros países (no sólo petróleo, sino también gas natural), cuando deberíamos ser una potencia exportadora de energías renovables: sólo instalando placas solares en un uno por ciento de la superficie del desierto del Sahara se podría paliar la crisis energética en toda Europa. Tal vez el potencial de España no sea tan grande, pero seguro que podemos aportar mucho más de lo que aportamos ahora.

EuroVelo: una iniciativa europea por el ciclismo urbano

Ortega y Gasset ya decía en 1921 “España es el problema, Europa la solución”. Evitando la interpretación más dramática de esta sentencia… ¡Cuanta razón tenías, José!

La Federación Europea de Ciclistas, bastante más enfocada al ciclismo urbano que a la competición en carretera o en montaña, tiene en marcha su proyecto EuroVelo. Este proyecto reúne algunas de las principales ideas sobre las que escribo en este blog, y es la vía que la ECF ha escogido para conseguir sus fines.

¿Qué cuáles son estos fines? Procurar que la bicicleta desarrolle todo su potencial en lo que a movilidad sostenible, bienestar social y desarrollo económico mediante el turismo sostenible se refiere, y cambiar las actitudes, políticas y asignaciones presupuestarias en Europa. Me alegra saber que los ciclistas urbanos tenemos un “lobby” a la americana en Europa, porque el trabajo de esta Federación, así a primera vista, me parece muy necesario: He hablado en alguna que otra entrada de los beneficios individuales y colectivos de elegir la bicicleta como medio de transporte diario, y también tengo otras dedicadas a la necesidad de impulsar un cambio de percepción hacia los ciclistas urbanos en la sociedad. Esta federación acude al origen de esta percepción dirigiéndose a los políticos que pueden desarrollar las infraestructuras, promocionar hábitos – igual que promocionan el de tomar fruta diariamente – y, en definitiva, promover un cambio en la sociedad.

El proyecto EuroVelo se materializa en la creación de una red de carriles bici europea. La EFC pretende asegurar la calidad de estos carriles bicis armonizando los estándares para su construcción, basándose en los mejores ejemplos con que contamos en la Unión: esto debería evitar que nos encontrásemos con carrilles bici cuyo trazado los convierte en inútiles, porque no llevan de ninguna parte a ninguna otra; se acabaron los carriles bici sin rebaje allí donde terminan las aceras. Hay muchos aspectos que mejorar en la creación de carriles bici, y un organismo que recoja todos los criterios que se utilizan en los distintos países y los extienda al resto es muy necesario.

La EFC también se ocupará de comunicar la existencia de estos carriles a quienes toman las decisiones en cada región, y a los usuarios potenciales: esta es una parte importante del trabajo, seguro que muchos de vosotros conocéis carriles bici por los que resulta complicado circular porque hay peatones en ellos, e incluso kioskos de helado y bancos para sentarse. Yo lo veo como un círculo vicioso que lleva al desuso de las infraestructuras: Para quienes intentamos utilizarla, es muy difícil hacerlo con tantos obstáculos; pero si hay tantos peatones que pasean tanquilamente por el carril es porque no están acostumbrados al paso frecuente de ciclistas. Sí, sí, yo también me he encontrado con algún cabezota que se empeña en seguir por el caminito rojo después de más de diez encontronazos seguidos con bicicletas, pero por lo general, si por un carril bici pasan muchos ciclistas contínuamente, el peatón no tiene por qué tener interés en pasear por él arriesgándose a sufrir un doloroso accidente.

Al final todo esto debería servir para que cada vez más ciudadanos nos decidiésemos a disfrutar de la bicicleta como medio de transporte habitual, y no sólo como práctica deportiva de fin de semana. Si un buen número de nosotros se decidiese por el ciclismo urbano, los efectos sobre la congestión de los centros urbanos y la contaminación ambiental serían notables. Voy a tener que investigar, porque seguro que hay estudios al respecto, y prefiero argumentar con cifras a hacerlo con aproximaciones.

El valor simbólico de una bicicleta urbana

Hay varias teorías de sociología del consumo que tratan de establecer las causas por las que el individuo consume. Una de estas teorías – simplificada al extremo – habla de la necesidad del individuo de mostrar su fuerza ante los demás. Es una necesidad un tanto tribal que en la sociedad actual ha derivado en demostrar la capacidad de consumo frente al resto de la manada.

Si hace algunos siglos la fuerza de un individuo, lo que disuadía a otros de atacarle, era su potencia física o las herramientas defensivas de las que dispusiese, ahora lo que permite a un ser humano intimidar al resto es su capacidad económica. Y esta capacidad económica se demuestra consumiendo, exhibiendo sobre nosotros mismos un determinado tipo de vestimenta, o unos accesorios más o menos lujosos (las compañías de telefonía móvil saben bien lo importante que es el valor real o aparente del teléfono para mostrar un estatus social).

Esta es una teoría compleja y cargada de matices que merece la pena analizar, pero lo que me interesa destacar es cómo esa necesidad del individuo de mostrar ante los demás su poder económico afecta al menor o mayor uso de bicicletas urbanas en su transporte diario.

Llama la atención en un país como Holanda la cantidad y variedad de bicicletas urbanas en uso. Es un verdadero mercado que mueve montones de EurosEl tipo de bicicleta que escojas determina en cierto modo tu posición social, es un complemento más de tu aspecto. Así, los estudiantes ruedan casi siempre sobre bicicletas de enésima mano, parcheadas hasta el agotamiento, y a menudo personalizadas con flores, hojas y colores del mismo modo que un adolescente cubre su carpeta de fotografías y dedicatorias para gritar al mundo su personalidad. Por otro lado destacan los ejecutivos que combinan sus trajes, sus abrigos elegantes y sus maletines de piel con bicicletas urbanas de diseños estilizados, brillantes, sin un sólo arañazo ni barro acumulado en ningún rincón, casi siempre negras o gris oscuro.

Entre uno y otro tipo de bicicletas podemos estar hablando de diferencias de miles de Euros: una bicicleta de indefinible mano, repintada, arañada, sucia pero en perfecto estado de uso puede costar entre cincuenta y cien Euros. Las elegantes bicicletas urbanas de marca alcanzan precios de hasta dos mil y tres mil Euros. Ya veis como una u otra bicicleta son un claro signo del poder económico de unos y otros.

Casi todo holandés se siente orgulloso de desplazarse en bicicleta a su trabajo siempre que pueda evitar hacerlo en coche, los empleados y los altos directivos cogen cada mañana su tren y su bicicleta para llegar a sus oficinas. Lo que diferencia a unos y otros es el precio de su bicicleta, y es gracias a eso que sobreviven fabricantes especializados en bicicletas urbanas, que encuentran un público para los modelos más lujosos de varios miles de Euros. En Holanda, que te den un coche de empresa no es algo que se valore como parte de tu retribución.

La cosa cambia cuando miramos la situación en los países mediterráneos. Es una pregunta muy habitual en muchas conversaciones sobre trabajo “¿Y te dan coche de empresa?”, “¿Qué coche te dan?”. En España el coche marca la diferencia entre un director general y un obrero, y puede hasta llegar a estar mal visto que un becario tenga mejor coche que su director del departamento. En España es imprescindible indicar en tu currículo si dispones de coche propio, y no es raro que te lo pregunten en la entrevista de trabajo aunque el puesto no lo requiera realmente. Yo ocupo un puesto de cierta responsabilidad en mi empresa, conseguir una plaza de parking marca tu estatus con respecto a tus compañeros: yo sigo utilizando el autobús, el tren y la bicicleta para llegar a mi oficina, y sé que eso llama la atención de muchos de mis compañeros, porque los que utilizan el transporte público son siempre los empleados con menos responsabilidad. He trabajado en empresas en las que hasta tres compañeros que vivían muy cerca venían con sus tres respectivos coches, porque venir todos en un coche les restaba independencia… Y creo que en parte también posición social.

En Madrid el Plan Cima, del que hay mucho que comentar, empieza a vislumbrar que para fomentar verdaderamente el uso de la bicicleta como medio de transporte alternativo además de crear las infraestructuras necesarias es necesario conseguir un cambio de percepción de la bicicleta: conseguir que un trabajador que llega a su oficina en bicicleta deje de ser un bicho raro para convertirse en un trabajador “con estilo”, que las personas puedan contar con su bicicleta urbana como un elemento que defina su estatus, y no como un desprestigio, puede ser decisivo para conseguir un mayor uso de la bicicleta. Ahora mismo hay pequeños nichos en que uno puede ir en bici al trabajo y ser el más “cool”, “nerd” y “bizarro” de la ofi, pero necesitamos ser más para mejorar realmente la calidad de vida en nuestras ciudades.

En bici plegable por los barrios de Lisboa

Fuera del casco histórico de Lisboa también hay cosas que ver, como la Torre de Belem, las grandes avenidas… Y las posibilidades de moverse en bici, así que a ello me puse.

Aunque en los barrios periféricos de Lisboa también puedes encontrarte interesantes cuestas, no llegan al nivel de inclinación de las calles del casco histórico, así que el pedaleo se hace más asequible a todo tipo de público. Además las calles son más anchas y rectas. Sin embargo, no ví en Lisboa – aunque no la recorrí palmo a palmo – carriles bici, ni he encontrado información acerca de una red de “ciclovías” en la ciudad, aunque sí parece que se proyecta la creación de un largo carril, y la puesta en marcha de medidas para facilitar y hacer más segura la circulación en bicicleta en Lisboa.

Dado el caracter que he percibido en el conductor portugués, creo que estas medidas son muy necesarias. Uno de los principales motivos por los que circular en bici en Madrid es algo peligroso se ve exacerbado al máximo en Portugal: los conductores no tienen ningún hábito de compartir sus calles con otro tipo de vehículos  – ni siquiera puedo decir que abundasen las motos, y apenas ví bicicletas – , y esto tiene dos consecuencias fatales para el ciclista urbano; en primer lugar, la falta de costumbre hace que el conductor sufra serios “despistes”, como no asegurarse mirando por el retrovisor de que no viene nadie al cambiar de carril, o fiarse de su oído para saber si algún vehículo le espera a la vuelta de la esquina o en un cruce, lo que convierte al ciclista en un vehículo “invisible” que en cualquier momento puede verse arrollado por el estupefacto conductor de un coche que ni se imaginaba que iba a colisionar con otro vehículo; en segundo lugar, algunos conductores más agresivos y territorialistas – a mí me recuerdan a los gorilas de lomo plateado – tienen serios problemas para aceptar la presencia de lo que consideran “intrusos” en su calzada, haciendo serios esfuerzos por cerrar el paso a motos y bicicletas cuando ellos se ven obligados a detenerse, o acelerando sin miramientos cuando un semáforo se pone verde, como si la bici que tienen delante no se mereciese el mismo respeto que un coche que estuviese detenido delante de ellos; la presencia de estos gorilas de lomo plateado parece casi inevitable – creo que muy pocos podríamos jurar sobre la biblia que no nos volvemos más o menos agresivos en un atasco camino del trabajo o de una reunión a las siete de la mañana – pero abundan mucho menos en lugares en los que hay una cultura de convivencia con otros usuarios.

En ciudades del norte de Europa con larga tradición ciclista el respeto a las dos ruedas es pleno: tampoco vamos a pecar de inocentes, he visto a holandeses gesticulando desesperados detras de una vacilante bicicleta. Pero la cuestión es que, por mucho que vociferen, se exalten o se molesten, se quedan detrás, sin acelerones ni adelantamientos peligrosos, ya sea por respeto, por miedo a las sanciones o por miedo al rechazo de los espectadores de la escena.

En Madrid cada vez me voy encontrando con más conductores que no sólo respetan a las dos ruedas, sino que hacen verdaderos esfuerzos por facilitarnos las cosas; sin embargo en mi ciudad, donde el núcleo duro alcalaíno se aferra a sus viejas ideas y costumbres, parece que los ciclistas urbanos aún somos esos bichos raros que estorban cuando uno coge su coche para recorrer los dos kilómetros que lo separan de su panadería de referencia; y en Barcelona, aunque todavía no he tenido ocasión de vivir en primera persona la experiencia de rodar por sus calles, parece que la actitud es aún más positiva, y que hay aún más conductores que asumen, respetan y hasta ven con gracia la presencia de ciclistas en sus calles.

En Portugal parece que los conductores no ven con gracia ni siquiera la presencia de otros conductores: adoran pegarse al coche que les precede sin hacer ni caso a las distancias de seguridad, y yo no intentaría seguir a un portugués en autopista con menos de 130CV bajo mi capó. En ciudad he visto bastantes maniobras no señalizadas, cambios de carril sin importar el hecho de que este estuviese ocupado por otro vehículo, giros a la derecha estando situado en el carril de la iquierda y similares. Así que si necesitas andar con mil ojos cuando ruedas con tu bici normalmente, en Lisboa yo diría que te harán falta unos cinco mil pares de ojos y huesos flexibles que resistan algún que otro encontronazo. Siempre que he podido he rodado sobre la acera, y he tenido la suerte de no encontrar demasiada densidad de peatones, así que más o menos me he podido defender.

No he estado tantos días en Lisboa como para poder probar la combinación de su red de transporte público con la bicicleta, pero voy a investigar las normativas al respecto para próximas visitas.

Ciclismo urbano en el casco histórico de Lisboa, ¿complicado?

En el centro histórico de Lisboa pasear en bici es un reto por varios motivos.

Para empezar, la propia orografía de la zona hace que todo el casco histórico se componga de cuestas empinadísimas que podrían hacerlo a uno merecedor del maillot de puntos rojos. No en vano estas calles son escenario del Lisboa Downtown, una de las más conocidas pruebas de ciclismo de descenso… El ascenso ya es otra cosa: yo me quedé con ganas de una “carrera” con el tranvía, pero me cuesta imaginar a un respetable ciudadano lisboeta subiendo por esas cuestas en busca de una barra de pan, ni a una trajeada ejecutiva camino de su trabajo por esas vertiginosas pendientes.

Además toda la calzada está adoquinada, así que rodar sobre ella es como pedalear sobre aquella viejísima bicicleta estática con vibromasaje incluido que mi padre regaló a mi madre y que ella se negó a usar ni una sola vez… Puede descolocarte las vértebras con sólo unos minutos de pedaleo, y la cosa es aún peor cuando te enfrentas aello con unas pequeñas ruedas de 20 pulgadas. El adoquinado es bastante resbaladizo, y presenta muchas irregularidades, grietas, bultos, abombamientos…Los sucesivos “reasfaltados” o “readoquinamientos” hacen que las calles se inclinen desde el centro hacia los laterales, así que tienes que ir pendiente y controlando la dirección de la bicicleta para evitar ir contra las aceras. No me atrevería a recorrer el centro de Lisboa en moto sin unas buenas botas, casco integral y chaqueta con protecciones hasta en el ombligo, el calor es lo de menos.

Hablando de peligrosas irregularidades en la calzada, uno de los atractivos turísticos de la ciudad, el tranvía, constituye otro riesgo para los ciclistas: encajar la rueda de tu bicicleta en sus vías es muy fácil, y salir de esa situación ileso bastante improbable.

Por si todo esto fuese poco, las calles son muy estrechas, lo que hace insostenible el transporte en coche privado incluso más allá de las consideraciones medioambientales: el tráfico no es fluido, los encuentros entre tranvías y coches suelen ser complicados, las maniobras en las abundantes curvas pronunciadas combinadas con pendientes son un auténtico quema-embragues, y los espacios para estacionar escasos.

Es una pena que en una ciudad tan turística, que invita tanto a recorrer sus callejas, y con un clima tan suave, sea tan difícil plantear una infraestructura para incentivar el uso de las bicicletas. Sin embargo Lisboa ya ha dado sus primeros pasos hacia la movilidad sostenible: está en marcha la renovación de la flota de vehículos municipales sustituyendo aquellos de motor convencional por vehículos propulsados por gas natural, y el acceso y estacionamiento en las zonas más centricas se restringe a residentes  o comerciantes que tengan su negocio allí; el tranvía, además de su atractivo turístico, se plantea como la opción de transporte preferible para desplazarse por el centro de la ciudad, y aunque parece insuficiente para cubrir todos los desplazamientos de los ciudadanos y los visitantes, y desde luego no es plenamente capilar como pueda serlo una red de transporte en bicicleta, está claro que los desplazamientos sobre dos ruedas no serían una solución apta para todos los públicos. Lo tienen francamente complicado los lisboetas.

Carreras en bici plegable: Bromptom World Championship 2008

El sector de la bicicleta hace tiempo que no pierde de vista este nuevo nicho que son las bicicletas plegables, y cacharreando por el sitio Web de la revista Bike me he encontrado con la noticia de la próxima celebración de una competición sobre bicicletas plegables, la Bromptom World Championship 2008.

El hecho de que sea una marca la que organiza el evento puede hacer recelar a algunos, y no os culpo: pese a lo tentador que me pueda parecer participar en una carrera en el Parque del Palacio de Blenheim a primeros de otoño, abierto por primera vez a los visitantes sobre dos ruedas, no puedo participar en la carrera porque mi bici plegable no es una Brompton. Pero tampoco podemos culparles: una empresa tiene que vivir de algo, y una empresa dedicada a un negocio tan específico como la fabricación de bicicletas plegables tiene que sacar el máximo partido de sus fans. Esta carrera no sólo les sirve para hacer ruido y atraerse nuevos adeptos, sino para convencer a quienes ya circulan sobre una de sus bicicletas de lo oportuno de su decisión.

El sitio oficial aclara que esto no es una concentración, sino una carrera seria en la que se medirán los tiempos de los participantes y habrá premios para varias categorías. El hecho de que se premie al corredor mejor vestido es bastante chocante, pero tiene todo su sentido cuando se trata de promocionar una bicicleta para uso urbano. El uso de una bicicleta plegable en tu trabajo diario da para otra entrada, baste decir que este premio es la prueba de que se puede rodar rápido y “trajeado” sin consecuencias “terribles”. ¡Qué gran público objetivo el que formamos los ejecutivos que necesitamos movernos con agilidad y estamos dispuestos a invertir en nuestra imagen de cara a los clientes!

En cualquier caso, todas estas iniciativas son positivas para los ciclistas urbanos: cuanta más gente se anime a moverse por ciudad en bicicleta, menores niveles de contaminación soportaremos; también podremos circular con mayor seguridad si el tráfico se habitúa a nuestra presencia. Además, el concepto de bicicleta plegable me resulta tan atractivo que no consigo albergar ninguna animadversión hacia una empresa que se dedica a diseñarlas y construirlas. Así que, aunque sólo sea por el placer de visitar Inglaterra en otoño, y de ver a tanta gente sobre una plegable, puede que me acerque a pasear a mi bici de la competencia por Blenheim el próximo Septiembre.

Las imágenes de la edición de 2007 que se celebró en Barcelona no me desaniman en absoluto.

httpv://www.youtube.com/watch?v=lkIpQcOhN7g